El COVID19 es el colapso más grande que se ha vivido en términos de caída en actividad económica, empleos, vida social, cultural y la amenaza más grande, salud. Con esta pandemía todas las desigualdades están siendo acentuadas de una manera brutal, 115 millones de latinoamericanos vieron sus condiciones de vida empeorar al año pasado, la cantidad de pobres aumentó un 4.5% y 4% entre niños y adolescentes dejaron de asistir a la escuela por falta de dinero, perdida de empleo o reducción de salarios. La desigualdad ha comprometido no solo el futuro, sino también la educación escolar, la salud, pensiones, de los pocos que tienen una, acentuando trabajos mal pagados en condiciones mucho más exigentes en el sentido de que muy poca gente se pueda quedar en casa y la recuperación que se está dando en la economía mundial no garantiza trabajos decentes, esto se debe traducir en políticas públicas que eviten que esto se repita y tengamos un futuro que si se le pueda llamar.
La desigualdad de ingresos en Américalatina, siendo esta la región que más población indígena tiene a nivel mundial, más del 30% de la población se encuentra en pobreza extrema. Las mujeres indígenas su única opción es la economía informal, el 85% de las mujeres indígenas en américa están trabajando en la economía informal y justamente esto genera otro tipo de carencias como por ejemplo no contar con seguridad social, otra de las brechas es la educación. En Americalatina el 32% de la población de adultos indígenas no tienen ningún nivel de estudios, eso es tres veces mayor que lo que sucede en población no indígenas, en el caso de méxico, solo el 1% de los y las jóvenes indígenas acceden a la educación universitaria.
Siendo cuestión de empatía, pensar que lo que a otras personas les afecta tarde o temprano repercute en nosotros, a veces el privilegio no nos permite ver qué cerca tenemos la desigualdad, como ésta “no nos afecta” entonces nos volvemos terriblemente neutrales como sociedad, no tenemos la voluntad de transformar las cosas que tenemos que transformar, involucrarse y colaborar, las economías son cada vez más colaborativas, ya no se compite tanto sino que se buscan siempre alianzas, somos parte de y en consecuencia esa desigualdad la tenemos muy de cerca y sólo haciendo conciencia de eso nos va a permitir involucrarnos y tomar estas acciones desde las personas y para las personas.
Es por esto la importancia de este ODS, acercando academia y sociedad para encontrar puntos de acuerdo que permitan lograr la reducción de desigualdades.
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